Orejas de Concreto
Orejas de concreto... ¿ya imaginó tener unas? les aseguro que en ocasiones no estarán de más. La Biblia Sagrada expone diversas situaciones en las que podemos apreciar a "gente" con Orejas de Concreto. Lo que considero ejemplos dignos de observar pues de vez en cuando es bueno tener estas útiles "Orejas"
¿Quieren ver?
Recuérdense de David... cuando él manifestó el deseo de vencer al gigante goliat, los hermanos lo reprendieron y el pueblo vociferó palabras de derrota, sin embargo David usó sus "Orejas de Concreto" consultó al profeta quien lo ayudó a vestir su ropa de guerra (que finalmente ni las usó).
¿Y qué diría de Caleb? El también usó sus Orejas de concreto, en medio de las confesiones de derrota del pueblo (pues tenían miedo de conquistar la tierra que espiaron...) Caleb mandó callar al pueblo y poseído de la Fe los incentivó a poseer la tierra que Dios les había prometido.
Imaginen a Noé, él también las necesitó... aquel hombre durante años construyendo un arca, seguramente fue criticado, burlado, juzgado por mucha gente. En situaciones así es bueno colocarse la Orejas de Concreto.
Y tantos otros... ¿Cuántas amenazas, calumnias, blasfemias no escucharon los Apóstoles? ¿Y la que fue criticada por derramar su perfume a los pies del Señor Jesús? ¿Y la mujer cananea que clamaba a voces por su hija... ella fue ignorada (aunque luego fue atendida)? Y así menciono a Daniel, a quien no le importó el edicto (claro tenía sus Orejas de Concreto puestas) y continuó haciendo sus ruegos al Señor. Gedeón también, sus Orejas de Concreto le permitieron ir contra toda lógica y venció con apenas 300... ... y muchos ejemplos más...
Como pueden ver tener "Orejas de Concreto" resulta crucial en los días de hoy. Son más las palabras de derrota, de conformismo, aquellas que lastiman, las que destruyen, que censuran, que reprimen, que aplastan... que aquellas que levantan y edifican.
¿Concuerdan conmigo?... Yo ya tengo las mías: incluso tienen una etiqueta que dice:
A palabras necias oídos sordos!!
En la Fe!
Ma Luisa de Ponce