CUANDO TODAS EMPUJÁBAMOS EL CAMIÓN
Como si fuera ayer, no hace mucho, quizás usted también se recuerde cuando todas jajajjaja empujábamos el camión... es un decir, pero no lejos de la realidad... No hace mucho, cuando todas las siervas aportaban su fuerza, su disposición, aportaban su iniciativa, sus buenas ideas y "voluntariamente servían" en beneficio de la Obra de Dios. Todas estábamos allí, deseando como hambrientas ser usadas por el "Hombre de Dios" en cualquier cosa, que felicidad ser tomada en cuenta y cuando no, entonces era motivo para marcar un propósito de fe pues alegábamos que algo andaba mal por ahí... el llegar de primeras a la iurd era un manjar, la idea era hacer de todo y mientras más temprano una llegaba más posibilidades de ser más usadas por Él una tenía, tres horas antes, dos o una hora antes de la reunión era lo ideal... Días maravillosos, llegábamos ligeritas al altar a orar y agradecer a Dios por un día más de servicio, queríamos tener todo a la mano: la escoba, el tobo, el coleto, los pañitos de limpieza, el desinfectante jajajaja Que placer!!!! ¿Los regaños? las reprensiones hechas por el pastor no era motivo de tristeza sino de alegría, por cuanto Dios de alguna manera estaba pendiente de una... :-)
No hacía falta organizar en computadora las funciones y el trabajo pues cada quien lo hacía con esmero y sobre todo amor y si alguien se ausentaba tampoco era problema, al contrario, sabíamos que más trabajo tendríamos y era una excusa válida para permanecer más tiempo en la iurd ¿comida? jjajajaa ¿quién se preocupaba por eso? nadie, lo que teníamos lo juntábamos y pasábamos el día con un sandwich y coca-cola... 300, 400 o 500 sobres por hacer, no había problema... ahhh eso sí, tenían que estar bien cortados pues el "pueblo merece lo mejor" unas cortaban, otras doblaban, otras pegaban y claro que ni todas corrían con esa suerte... sí... Suerte.
¿Y cuando se avecinaba una campaña de fe? orábamos a Dios para ser útiles de alguna manera, algunas veces teníamos que hacer "el Monte" otras " el santuario" o entonces la réplica del sepulcro y claro que todas estas cosas eran hechas manualmente pues no había ni el sustento, ni los adelantos para gigantografías o escenografías bien armadas, pero que placer aquellos días... Llegaba la noche y ni cuenta nos dábamos, ni el hambre, ni el cansancio predominaban nuestra entrega y nuestro amor por servir a nuestro Señor...
Cuando juntos empujábamos el camión... todo inició en un palabra maravillosa llamada: Temor!
Dios las bendiga poderosamente!!!
Ma Luisa de Ponce
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