miércoles, 16 de noviembre de 2011

EN EL TIEMPO DE LA PRUEBA

EN  EL  TIEMPO  DE  LA  PRUEBA

Quien ha experimentado el tiempo de las probaciones sabe perfectamente a qué me refiero. En lo particular, cuando pienso que algún día (nadie sabe) volverán las probaciones sinceramente me causa conmoción.

¿Pero qué y por qué el tiempo de la prueba?
Nuestro ser guarda secretos, conductas, actitudes, reacciones e ideales que ni sabemos. Al ser llevados al “desierto” lugar de dificultades, fíjese, hay desiertos arenosos y también los hay rocosos, pero sea cual sea el desierto lo veraz es la dificultad natural que presenta. Sometidos a prueba entre espinos, serpientes, escorpiones, coyotes e incluso su aridez colabora con la fatiga que nos trae la experiencia. Este es el escenario elegido por Dios para comprobar y certificar quienes somos.

De manera que el Tiempo de la prueba debería ser visto con gozo aunque no deja de causarnos conmoción. ¿Qué nos espera en el desierto? Un calor insoportable durante el día, un frío intolerable durante la noche, no se puede estar sin provisión, sería una locura estar sin suministros, sin el mínimo para sustentarnos y defendernos de las fieras que quieran aprovecharse de nuestra fragilidad por así decirlo.

Es un Tiempo de aproximación, de intimar con Él, es un Tiempo para recobrar nuevas fuerzas, es un Tiempo de purificación, como está escrito: “Por lo cual vosotros os alegráis,  aunque ahora por un poco de tiempo,  si es necesario,  tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que,  sometida a prueba vuestra fe,  mucho más preciosa que el oro (el cual,  aunque perecedero,  se prueba con fuego), sea hallada en alabanza,  gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.” (1º Pe 1:6-7)

Ay de aquellos que en el tiempo de la prueba se apartan!

En la Fe!
Mª Luisa de Ponce





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